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Presentamos
la vida de Francisco Moreno, en esta recopilación bibliográfica preparada por
el equipo del Parque Nacional Los Glaciares:
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Su amor por la naturaleza, parece venir de una tía abuela paterna, viajera incansable, que trasladándose en carreta visitaba a todos y cada uno de sus parientes diseminados por todo el país, mientras que, movida por una irrefrenable curiosidad, coleccionaba cuanta rareza encontraba en su camino organizando luego pequeñas exposiciones para sus amigos.
Si bien el joven Francisco no conoció personalmente a esta particular tía, los relatos sobre ella despertaron su curiosidad y su admiración.
En el año 1863, su familia adquiere la planta alta de un edificio recién construido, que tiene, como decoración, un friso de mármol rojizo veteado, con figuras incrustadas. Es posible que para cualquier niño, este detalle pasara inadvertido, pero no fue así para Francisco, quien pasaba horas contemplando aquel friso mientras indagaba a sus mayores sobre el origen de las figuras. Su curiosidad se vio recompensada cuando alguien le explicó que aquellas manchas eran ni más ni menos caracoles petrificados. Había nacido así su inclinación por la paleontología.
A los 12 años, comenzó a recolectar objetos que despertaban su interés, sobre todo, restos fósiles. Dos años más tarde, su padre le cede el mirador de la casa, y en compañía de sus hermanos forma el “Museo Moreno”.
Corría el año 1867, cuando Germán Burmeister, director del Museo Público, visitó la colección privada de Moreno, y para sorpresa del joven, le pide prestado un ejemplar de “Panochtus” para exhibirlo en el establecimiento a su cargo. Es tambien, durante esta visita, que Burmeister fija su atención en una mandíbula de un fósil aún no identificado, al que se clasifica como Dasypus Moreni”.
A fines de enero de 1871, la ciudad de Buenos Aires se vio sorprendida por una epidemia de fiebre amarilla que se extendió rápidamente, y cobró muchas vidas, entre ellas, la de la Doña Juana Thwaites, madre de Moreno.
La familia decide entonces trasladarse a las afueras de la ciudad, refugiándose en la estancia “Vitel”, en cercanías de la laguna Chascomús. Este fue un período importante para Francisco, ya que el lugar le ofrece una variada y amplia cantidad de fósiles, entre ellos un caparazón de gliptodonte, muchos de los cuales se encuentran aún en el Museo de La Plata. Moreno era, a la edad de diecinueve años, dueño de un verdadero tesoro paleontológico, que muchos avezados científicos locales hubieran deseado poseer.
Alentado por los más importantes profesores de la época, en 1872, Moreno hace su primer publicación de carácter científico, ha cumplido veinte años, y su padre le regala un edificio de 200 m2 para el archivo de sus colecciones. |
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Un año más tarde, decide su primer viaje a la Patagonia, lo mueve el interés de investigar la formación geológica del continente, su flora, su fauna y su historia natural.
En abril, llega a Carmen de Patagones, y a poco de estar en el sur encuentra sesenta cráneos, mil flechas o puntas de lanza y gran cantidades de sílices tallados. Estos cráneos hallados, dan origen a nuevos estudios antropológicos.
Los resultados de los estudios de Moreno fueron publicados en París por el profesor Brocca y despertaron en los científicos de la época un nuevo interés para estudiar las razas indígenas de América del Sur.
Mientras Moreno continuaba con sus estudios de la zona, la cuestión de límites entre Argentina y Chile se agitaba cada día más. Pues este último pretendía ya toda la Patagonia hasta el río Santa Cruz.
En julio de 1874, recibe el encargo del Dr. Tejedor, -entonces Ministro de Relaciones Exteriores-, para conocer el estado de la zona que se encuentran en inmediaciones de la Bahía de Santa Cruz. Un mes más tarde, parte en el bergantín “Rosales” para explorar esas tierras donde los chilenos se habían establecido. Moreno participa en esta expedición que duró cinco meses, -algo menos de lo previsto- ya que por falta de recursos debió suspenderse la travesía.
Estos meses fueron de vital importancia para el investigador, pues tuvo la oportunidad de convivir con los indios obteniendo así, valiosa información sobre sus costumbres, idioma, etc.
Apenas ordenadas las colecciones obtenidas en Río Negro y Santa Cruz, parte hacia Entre Ríos para comparar la formación terciaria entre la Patagonia y las Barrancas del Paraná.
Instado por sus amigos, gestiona el apoyo material de la Sociedad Científica Argentina para realizar nuevos viajes a la Patagonia, atravesando, esta vez, un territorio no explorado para estudiar al indígena en su medio y recoger datos de una civilización a la que admira, y está pronta a desaparecer. La Sociedad accede de buen grado a financiar la misión, y le otorga veinticinco mil pesos. Esta medida fue imitada por el gobierno de la provincia de Buenos Aires, que le concede una cifra similar.
El 25 de setiembre de 1875, parte rumbo al sur. En Bahía Blanca se detiene para estudiar los yacimientos fósiles relevados anteriormente por Darwin, y al llegar a Río Negro, es acompañado por un centenar de indios que iban al encuentro de otros que habían robado sus caballos. Sigue rumbo al sur, abandona ahora el curso del Limay a fin de encontrarse con el cacique Sayhueque, pero al llegar a las tolderías, se encuentra con el recelo de la indiada molesta pues el gobierno nacional estaba demorado en la entrega de raciones convenidas para obtener la paz con las tribus araucanas.. Sayhueque, aconsejado por los ancianos de la tribu le niega el paso a Chile, por lo que Moreno debió desandar su camino y retornar a Nahuel Huapi sin completar el itinerario trazado. Durante el tiempo que llevaron las negociaciones, tuvo la posibilidad de presenciar ceremonias y ritos totalmente inéditos para el viajero. Moreno contempla extasiado el paisaje que lo rodea, pero le preocupa que semejante extensión de tierra esté en manos de unos pocos dueños que las obtuvieron a precios irrisorios y por las relaciones que éstos tenían con los gobernantes de turno.
El 22 de enero de 1876, llega al lago Nahuel Huapi, donde enarbola la bandera argentina. Después de dos días de estar en el lugar anotando en sus trabajos todo lo referente a una raza que se extinguía inexorablemente ante la indiferencia del gobierno, prepara el regreso, y luego de un accidentado viaje, llega a Buenos Aires.
Tiene 23 años y su salud ya quebrantada por las penurias pasadas. Pero la Patagonia ejerce en él una fascinación irresistible, es por eso que luego de un obligado descanso para recomponer su estado físico, se prepara para una nueva expedición.
Se ha propuesto reconocer el río Santa Cruz y nada podrá detenerlo.
En julio del mismo año, el entonces presidente, Nicolás Avellaneda, y su Ministro de Relaciones Exteriores, proveen a Moreno para la misión, y ordenan a Carlos M. Moyano, que |
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ayude al investigador en todo lo referente a cartografía y topografía de la zona. La cuestión de límites con Chile era un tema que acaparaba la atención de Moreno; le preocupaba sobremanera que hablaran de los límites de la cordillera y del punto de separación de las aguas, hombres que ni siquiera conocían esa geografía.
El 20 de octubre, se embarca en la goleta Santa Cruz rumbo a las tierras australes, y luego de un viaje nada fácil, la nave fondea en la desembocadura del río Chubut. Allí, Moreno recorre la colonia galesa obteniendo gran cantidad de fósiles marinos.
Tres meses más tarde, la nave zarpa nuevamente, llegando a la boca de río Santa Cruz el 21 de diciembre. El propósito de esta empresa, es remontar el río y recorrerlo en toda su extensión.
Si bien la monotonía del paisaje es lo que más molesta a Moreno, este malestar es suplido con la contemplación de la fauna nativa y las anotaciones que de ella realiza.
La travesía no es simple, y son tantas las vicisitudes que en muchas ocasiones el desaliento se apodera de los hombres. Los vestigios de una pasada actividad volcánica acaparan la atención de Moreno; encuentran la naciente del río Santa Cruz, donde vierte sus aguas un inmenso lago, es el 15 de febrero de 1877 y Moreno lo bautiza con el nombre de Argentino. Pasa la expedición por antiguos paraderos indígenas, y nuestro hombre realiza múltiples excavaciones en busca de una antigua civilización, Del fondo de una cueva, extrae un cuerpo humano bastante bien conservado; se trata de una momia envuelta en cueros de avestruz.
Durante el resto de la travesía, Moreno tiene oportunidad de convivir con la indiada, tomando apuntes de su idioma, con la intención de formar un diccionario tehuelche, y toma tambien medidas antropológicas para completar sus estudios.
En el mes de febrero, también, descubre y bautiza el lago San Martín y días más tarde avista el lago Viedma y el cerro Chaltén, al que identifica como un inmenso volcán y bautiza con el nombre de Fitz Roy.
Moreno dispone el regreso descendiendo por el río Santa Cruz; en mayo retorna a la capital federal exultante por los éxitos obtenidos y por el gran cúmulo de información recopilada. Una vez arribado, dona sus colecciones para fundar el Museo Antropológico y Arqueológico de la provincia de Buenos Aires.
El 8 de octubre de 1877 es sancionada la Ley de creación de ese museo y se lo nombra director.
Dos años más tarde, el presidente de la Nación le encomienda la exploración de los territorios del Sud bañados por el océano Atlántico y se lo designa Jefe de la Comisión Exploradora.
El 1° de abril de 1879 acepta el encargo, solicitando, como única recompensa que todos los objetos coleccionados durante la expedición sean incorporados al Museo bajo su dirección. Es el mes de octubre, y parte rumbo al sur estudiando en su recorrido los aspectos geológicos del trayecto desde puerto San Antonio a Nahuel Huapi, para la futura construcción de una línea férrea que, atravesando la Patagonia, una el Atlántico con el Pacífico. Realiza así, la segunda visita a Nahuel Huapi, y en ese marco de soberana naturaleza concibe la idea de reservar esas tierras para la creación de un parque nacional. Avanzando a través de las tolderías, llega hasta un lago hasta entonces desconocido, al que bautiza Gutiérrez en memoria de su antiguo maestro. Es territorio mapuche, y nuestros expedicionarios caen prisioneros de los indios. Tras varios días de encontrarse entre la vida y la muerte, amparados por las sombras de la noche logran huir en balsa alimentándose durante días con raíces de junco, hasta que por fin son encontrados por una partida de milicos que los llevan al fortín. La salud de Moreno empeora. Parte en tren rumbo a Buenos Aires, y al llegar debe ser bajado en camilla. Una multitud lo espera para ovacionarlo. Sin embargo, algunos funcionarios del gobierno no apoyan su misión, y Moreno, aduciendo problemas de salud – ataxia locomotriz incipiente y anemia cerebral- presenta su renuncia a la comisión exploradora. Cansado, y desilusionado por la ceguera de los gobernantes, emprende un viaje a Europa y una vez en París se inscribe en varios cursos en la Universidad. Su labor, en cambio, es reconocida en toda Europa, donde las distintas sociedades científicas lo tienen como disertante.
Entre 1882 y 1884, realiza viajes a Córdoba, San Luis, Mendoza y San Juan en busca de elementos que pertenezcan a civilizaciones anteriores a la conquista española y de yacimientos fósiles. Para esta fecha, el Museo provincial ya no podía albergar tamaña colección, por lo que surge la idea de reemplazarlo por un edificio más acorde con la calidad del material estudiado. Nace así, el Museo de La Plata.
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El conflicto limítrofe con Chile ha recrudecido, y Moreno siente que no puede estar ausente en un tema tan importante para nuestra soberanía. Entre los años 1892 y 1894, realiza trabajos íntimamente relacionados con esta cuestión. Así lo
encontramos en la Puna de Atacama, examinando el hito de San Francisco, y a pedido de la cancillería, en las provincias de San Juan y la Rioja.
Un año más tarde, lleva a cabo su más importante expedición al sur, pues de ella proviene el relevamiento con que se realizará la nueva cartografía. Ni bien concluye este viaje, parte hacia Chile a entrevistarse con los más importantes políticos de ese país instándolos a resolver las cuestiones de límites por la vía pacífica. Hay que tener en cuenta que en un momento, el pleito adquirió tintes sombríos, amenazando desatar la contienda entre ambas naciones. Ya a nadie le quedan dudas respecto a que el litigio sólo puede ser resuelto con la intervención de Moreno.
Finalmente, luego de muchas dudas, acepta el cargo de Perito Argentino en la cuestión de límites con la República de Chile.
El 20 de noviembre de 1902, el rey Eduardo VII firma el laudo arbitral, en virtud del cual Argentina rescata cuarenta y dos mil kilómetros cuadrados de tierras que el perito chileno atribuía a Chile. Nuevamente el Dr. Moreno había prestado sus servicios y su inquebrantable patriotismo en bien de su país. |
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Como pago por su labor como perito en cuestiones limítrofes, recibe como compensación del Congreso de la Nación, veinticinco leguas fiscales de tierra. El 6 de noviembre de 1903, dona “tres leguas cuadradas en la región situada en el límite de los territorios de Neuquén y Río Negro, en el extremo Oeste del Fjord principal del lago Nahuel Huapi, con el fin de que sea conservado como parque natural”. |
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Moreno no era hombre de aferrarse a los bienes materiales, por eso a las tierras que aún le quedaban, -luego de donar las destinadas al primer parque nacional-, decidió venderlas por un valor de doscientos mil pesos, para encarar uno de sus más viejos proyectos. Nacen así, en la quinta del Parque Patricios, que era su propia residencia, las Escuelas Patrias, donde se alimentaron y educaron muchos chicos pobres. Crea con posterioridad el Patronato de la Infancia.
Corría el año 1905, y funda las Cantinas Maternales, donde se da abrigo y ayuda tanto a las madres solteras, como a aquellas que deben salir a trabajar para mantener a sus hijos y no cuentan con un lugar seguro donde dejarlos durante su ausencia. Contrata amas de leche para alimentar a los bebés.
Funda “La obra Patria”, una institución de profunda función social, destinada a recoger “niños de la calle”, dándoles apoyo y enseñándoles oficios varios para enfrentar la vida dignamente.
Toda esta obra fue realizada entre los años 1905 y 1907.
El 4 de julio de 1912, funda la Institución Nacional de Scoutismo Argentino, siendo presidente de la Primera Comisión Directiva.
En 1914 presenta al Consejo Nacional de Educación el proyecto de las “Escuelas Nocturnas para Adultos”, donde propone separar los niños de doce años hasta los ancianos que concurrían a la escuela nocturna, en diversos grupos acorde a sus edades, adecuando la enseñanza manual y teórica en base a sus necesidades. El mismo año presenta el proyecto de “Escuela para la Cenicienta” mediante el cual maestras ambulantes concurrirían normalmente a los hogares humildes a fin de dar instrucción y escuela práctica a las hijas que por quedarse cuidando a sus hermanos menores mientras sus padres trabajaban, permanecían analfabetas o semianalfabetas. |
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Inspiró el Monumento al Ejército de los Andes en el Cerro de la Gloria, inaugurado en 1914.
-Pronosticó la existencia de petróleo en Comodoro Rivadavia. (Fue consultado sobre la posibilidad de realizar perforaciones para encontrar agua, y su respuesta fue: Agua no van a encontrar, pero encontrarán petróleo)
- Intervino en la fundación de la Estafeta Postal en la Isla Orcadas del Sur.
- En 1916, presenta un proyecto de ley para crear Parques y Jardines Nacionales en todos los territorios donde existan ruinas indígenas o estén vinculados con hechos históricos de relevancia o contengan monumentos naturales dignos de conservación.
- Presenta un proyecto para la creación de “Estaciones Experimentales Agrícolas”. ( Precursoras de los que hoy es el INTA). |
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Vino al mundo un 31 de mayo de 1852, en una casa de Paseo Colón y Venezuela, de la ciudad de Buenos Aires, y el 29 de setiembre del mismo año, sus padres, Juana y Francisco, lo bautizan con el nombre de Francisco Pascasio Moreno.
Nacido en el seno de una familia acomodada, ya desde niño se sintió poco atraído por las comodidades y la vida fácil.
Mucho se ha hablado de Francisco Moreno como científico, educador, y legislador, pero poco se ha mencionado de la otra faceta, la de hombre común. Será quizás, que este tipo de personas dan su vida por sus ideales y por el bien de su patria, relegando a segundo plano todo aquello que atañe al hombre común.
El 14 de junio de 1885, se casa con María Ana Varela. Con quien tuvo siete hijos: Rufino (fallecido al nacer; Francisco; Juana María; Eduardo; Mariano (fallecido a los dos años); Florencio y José, quien fallece a los seis meses de vida. María es una de esas mujeres orgullosas de la labor de su marido y lo alienta permanentemente.
En 1897, a raíz de unos de los viajes que Francisco realizara a Chile como Perito en Límites, su esposa, con sus cuatro hijos cruza con él la cordillera a lomo de mula, los acompaña su gran amigo Clemente Onelli.
Pero el 1 de junio del mismo año, María, a la edad de veintinueve años, fallece víctima de fiebre tifoidea.
Es un duro golpe para nuestro hombre que queda a cargo de cuatro niños de 11, 9, 7 y 4 años.
Dos años más tarde viaja con sus hijos a Londres, para tratar cuestiones referidas al litigio limítrofe, y allí los varones son puestos pupilos.
Lamentablemente, la vida habría de jugarle otra mala pasada, y en enero de 1903, a la edad de 9 años. Fallece su hijo Florencio.
Su espíritu está quebrantado, viaje nuevamente al sur para recuperar el entusiasmo perdido. Esta es una época de grandes realizaciones fundamentalmente en lo que respecta a la educación y el bienestar de la niñez.
En sus últimos años disfruta de la compañía de Clemente Onelli, su amigo y compañero de aventuras. El 22 de noviembre de 1919, la muerte lo sorprende, tenía sesenta y siete años de edad, y cientos de años de sabiduría. Luego de una misa en la Iglesia del Pilar, es enterrado en el cementerio de la Recoleta.
En el año 1944, sus restos fueron trasladados al Mausoleo de la Isla Centinela, en Nahuel Huapi. |
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“Es sabido que donde el trabajo y la escuela reinan la cárcel se cierra” (1904).
“Me enorgullezco de haberme contado entre los hombres que se creen nacidos para servir a la patria”.
“No puedo dormir pensando en lo que hay que hacer para la mayor grandeza y defensa del país, y mi falta de fuerzas, de recursos y de vista para hacerlo comprender en esta capital tan extrajera para los nativos. ¡ Cuánto ven mis recuerdos! ¡Qué duro es saber que la vida se acorta tan ligero!. Pero: ¿No es más duro vivir sin servir? ¡Cuánto quisiera hacer, cuánto hay que hacer por la Patria!” (1918)
“La escuela nocturna, no debía ser una casa de primeras letras, sino un centro de auténtica cultura técnica y profesional, que habilitara al adulto para luchar por su mejoramiento individual”
“Si el estado obliga al niño a concurrir a la escuela, el niño tiene derecho a que el estado lo alimente cuando sus padres no están en situación de hacerlo...” |
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"Mar interno, hijo del manto patrio, que cubre la Cordillera en la inmensa soledad, la naturaleza que te hizo no te dió nombre. La voluntad humana desde hoy te llamará "Lago Argentino". Que mi bautismo te sea propicio; que no olvides quien te lo dió y que el día en que el hombre reemplace al puma y al guanaco, nuestros actuales vecinos; cuando en tus orillas se conviertan en cimientos de ciudades los trozos erráticos que tus antiguos hielos abandonarían en ellas; cuando las velas de los buques se reflejen en tus aguas, como hoy lo hacen los gigantes témpanos y dentro de un rato la vela de mi bote; cuando el silbido del vapor reemplace el grito del cóndor que hoy nos cree presa fácil; le recuerden los humildes soldados que le precedieron, para revelarse a él, que en este momento pronuncian el nombre de la patria bautizándote con tus propias aguas!" |
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